domingo, 13 de mayo de 2007

UMBRAL DE DOLOR. EL TORO: NACIDO PARA COMBATIR


UMBRAL DEL DOLOR.
El toro: nacido para combatir.

Con este título tan sugestivo, y firmado por Juan Carlos Illera, aparece de nuevo en escena el controvertido estudio sobre la lidia del toro. No se cuenta nada nuevo. Lo mismo que apareció en la revista taurina 6 toros 6. Se insiste de nuevo en las tasas de ACTH y cortisol, olvidando claro está lo que yo expuse en mis conclusiones y que titulé: Por qué el toro si sufre. Se olvida por tanto de la necesidad de la integridad del sistema nervioso y sus transmisores neuronales para que el estudio hormonal tenga validez. ¿Se ha medido acaso esa integridad en los toros a los que se les ha extraído sangre? Me temo que no. Insiste en las betaendorfinas, cuando recientes estudios demuestran, al parecer, que estos mediadores del dolor tiene muy poco que ver en el dolor de tipo neurológico, que sin duda sufre el toro.
Yo por mi parte seguiré informando de lo que sobre este apasionante asunto vaya descubriendo.
El artículo que he copiado y pegado, se publicó el jueves 10 de mayo en el suplemento "San Isidro" del diario ABC.

Dice así:
La literatura científica define el término estrés como cualquier factor que actúe interna o externamente, frente al cual es difícil adaptarse y que induce un aumento en el esfuerzo por parte del animal para mantener un estado de equilibrio interno (homeostasia) y con su ambiente externo. El animal para hacer frente a cualquier estímulo estresante (estresor) desencadena una respuesta neuroendocrina compleja, que afecta a diferentes sistemas orgánicos dando lugar a una serie de reacciones que permiten su adaptación al citado estímulo.
Cuando uno asiste a cualquier festejo taurino le asaltan multitud de preguntas. Por qué un animal que es introducido en un medio “hostil”, la salida al ruedo, en vez de huir, como sería lo lógico, reta a todo aquel que le está observando y embiste al capote. Por qué este mismo animal, al que se le está causando dolor (en la suerte de varas y banderillas), no sólo sigue sin huir, sino que cada vez es más combativo y sigue luchando. Además de los factores genéticos inherentes al Toro de Lidia, debe existir algún mecanismo adaptativo que provoque esta respuesta en esta raza vacuna, no observada en otras razas de su misma especie. Hoy por hoy, aún no existía ninguna respuesta basada en resultados científicos para explicar este comportamiento del Toro de Lidia. Considerando los festejos taurinos como factores altamente estresantes, el objetivo de nuestro estudio ha sido investigar los mecanismos de respuesta neuroendocrina al estrés en el toro de lidia, durante la lidia y los festejos de recortes, así como evaluar si esta respuesta neuroendocrina podría modificar el umbral del dolor de estos animales.
Todos los animales proceden de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid: 180 toros y 120 novillos lidiados en distintas ferias y 40 toros utilizados en los festejos de recortes.
Ante la imposibilidad de utilizar los animales controles antes de los festejos taurinos, ya que cualquier manipulación de estos no está permitida, los resultados obtenidos han sido comparados con otra situación a la que están sometidos estos animales como el transporte a la plaza o al matadero.
En primer lugar queríamos medir la respuesta de adaptación del toro de lidia frente al estresor (lidia o recorte) y comprobar si ésta era similar a la de otras razas de ganado vacuno. Para ello, empleamos la valoración del denominado eje adrenocorticotropo, utilizado convencionalmente como indicador del estrés. Lo primero que encontramos es que el toro presenta una respuesta endocrina totalmente diferente a la de otras razas vacunas y a otras especies animales, por tanto lo podríamos calificar como un animal “especial”, endocrinológicamente hablando, en su adaptación a la situación de estrés que supone la lidia. Cuantificando las hormonas del mencionado eje adrenocorticotropo (la hormona hipofisaria ACTH, y la hormona corticoadrenal cortisol), hemos comprobado que durante la lidia el toro libera menos cantidad de ACTH y cortisol que durante el transporte, lo que significa que este animal tiene una mejor respuesta al estrés provocado por las distintas suertes de la lidia. Por supuesto que el toro tiene estrés, pero con estos análisis hemos podido demostrar que la adaptación del animal frente a la lidia es mejor que frente a otras situaciones. Pensamos, incluso, que el momento más estresante para el animal es su salida al ruedo y que, a partir de ese momento, se pone en marcha este mecanismo neuroendocrino que le permite irse adaptando a las distintas suertes de la lidia.
La edad es un factor que influye en la adaptación al estrés de la lidia, ya que hemos observado diferencias significativas en las concentraciones hormonales de toros y novillos, siendo superiores los niveles hormonales en los novillos. La lidia implica un ejercicio y al ser los novillos animales más jóvenes están menos entrenados. La adaptación a este esfuerzo implica que, cuanto mayor es el entrenamiento, mejores serán los resultados de adaptación y por tanto menor el estrés lo que concuerda con nuestros resultados. Además de que es obvio que en los animales más jóvenes las respuestas neuroendocrinas al estrés son más acusadas que en los animales de mayor edad.
Para comprobar que nuestros resultados obtenidos en animales lidiados eran consistentes, los comparamos con toros utilizados en festejos de recortes, donde los animales no se les aplican los tercios de varas y banderillas y no se sacrifica al animal con la espada. Nuestra sorpresa a sido comprobar que los niveles de hormonas ACTH y cortisol estaban más elevados en estos últimos animales que en los procedentes de la lidia. A tenor de estos resultados podemos indicar que las corridas de recortes son más estresantes para los toros que la lidia normal, lo que coincide con la hipótesis de que el momento más estresante para el animal es la salida al ruedo.
La pregunta que surge a continuación es por qué si durante la lidia se somete al animal a los tercios de varas y banderillas, la adaptación al estrés es mejor que en animales que no son manipulados. Debe existir otro mecanismo que permita que el toro se adapte de tal forma que finalice la lidia con un menor nivel de estrés que el que se produce en los festejos de recortes.
Por ello, otro objetivo de nuestro estudio fue intentar conocer el umbral del dolor de los animales lidiados mediante la medición de las betaendorfinas. Las betaendorfinas son opiáceos endógenos y una de las hormonas encargadas de bloquear los receptores del dolor (nocireceptores) en la zona donde éste se está produciendo, hasta que llega un momento en que el dolor deja de sentirse.
Por los resultados obtenidos hemos podido comprobar que el umbral de dolor en los toros es altísimo. Es decir, durante la lidia liberan grandes cantidades de betaendorfinas que, además de permitirles soportar el dolor (efecto analgésico), les permitiría una mayor adaptación al estrés, aunque estos resultados son preliminares y necesitan estudios más exhaustivos.
A la vista de estos primeros resultados, en un futuro próximo vamos a intentar seguir profundizando en la endocrinología del toro de lidia y su adaptación al estrés y al dolor. Nos proponemos estudiar a nivel local los receptores del dolor y también la liberación por parte del sistema nervioso central de otras hormonas o sustancias relacionadas con la respuesta adaptativa del Toro de Lidia al estrés y el dolor.

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