miércoles, 2 de mayo de 2007

La comunicación gestual de los simios ayuda a comprender los orígenes del lenguaje humano



Descubren que chimpancés y humanos comparten signos de comunicación no verbal.

El MUNDO

ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- Mover el brazo hacia adelante con la palma de la mano hacia arriba es un gesto habitual para pedir algo o reclamar ayuda. Las señales de la cara y las auditivas serán las que nos den más pistas sobre qué se nos solicita. Esta situación, habitual entre los seres humanos, es común también entre nuestros parientes simios más cercanos, según mantienen los primatólogos norteamericanos Frans M. de Waal y Amy S. Pollick.
Una investigación reciente, realizada con chimpancés y bonobos (también llamados chimpancés pigmeos), confirma la hipótesis mantenida por estos expertos de que en las gesticulaciones manuales de los primates bien pudo estar el origen del lenguaje simbólico en nuestros antepasados: comenzamos por la comunicación no verbal como paso previo a la palabra oral.
En este trabajo, realizado en el Centro de Primatología de Yerkes (Atlanta, EEUU), los autores trabajaron con dos grupos de chimpancés cautivos (34 individuos) y otros dos de bonobos (13 individuos). Se trataba de identificar las señales y gestos que hacían en determinados contextos y por comportamientos.
Finalmente, según publican hoy en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), identificaron 18 señales faciales o vocales y 31 gestos manuales que son utilizados por estos simios para comunicarse. Respecto a las primeras, comprobaron que ambas especies las usaban de forma similar, pero no ocurría igual con los segundos: los gestos están menos relacionados con una emoción concreta y, por tanto, son más flexibles y pueden expresar un mensaje diferente en función del contexto social en el que se usan. «Un chimpancé puede estirar los brazos y abrir las manos hacia otro en señal de demanda de ayuda, mientras que ese gesto dirigido hacia quien tiene alimentos, indica un deseo de que los comparta. Sin embargo, un grito es la típica respuesta de la víctima ante un ataque, una intimidación o una amenaza. Eso nos sugiere que la vocalización casi no varía», explica la primatóloga Pollick.
Comunicación ancestral
En total, los investigadores grabaron 375 señales comunicativas entre los bonobos y 383 entre los chimpancés. Algunas eran más habituales en una especie que en otra, pero todas se correpondían a siete contextos concretos: amistad, conflicto, alimentación, aseo, juegos, sexo y locomoción. Para diferenciarlas de otras señales sin significado, seleccionaron sólo aquellas que se repetían al menos cinco veces.
De su estudio, han podido determinar cuáles son más primitivas. De Waal lo explica así: «Hemos sabido que los gestos surgieron más tarde en evolución que las expresiones faciales y las vocalizaciones porque los monos no los realizan, pero sí los simios y los humanos, por lo que, problablemente, estuvieron presentes en un ancestro común. Un buen ejemplo es el gesto de pedir algo con la mano».
De las dos especies estudiadas, son los bonobos quienes muestran los requisitos necesarios para la evolución del lenguaje, dada su mayor flexibilidad a la hora de gestualizar a la vez que se comunican verbalmente. De este modo logran una respuesta más eficaz. «Estos hallazgos indican que son el mejor modelo sobre la comunicación simbólica en nuestros ancestros primitivos», concluye Pollick.

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