sábado, 15 de septiembre de 2007

LOS PROTAURINOS NO ADMITEN QUE EL TORO SUFRE







El miércoles día 12 de septiembre estuve en Logroño. La Universidad pública de La Rioja, había organizado unas jornadas, dentro del programa de sus Cursos de Verano, bajo el título: "Derecho, Toros y Sociedad".
Entre los conferenciantes se encontraba el Dr. Juan Carlos Illera, Director del Departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Su comunicación se titulaba: "mecanismos neuroendocrinos del estrés y dolor en el toro de lidia".
Casi todos los lectores de mi blog, conocéis mi postura sobre las hipótesis del Dr. Illera, que llevo rebatiendo desde el mes de febrero. Los que no estéis al tanto de ellas, las podéis leer aquí mismo o en las numerosas páginas antitaurinas que se han hecho eco de ellas. No las busquéis en la prensa protaurina, porque ninguna de ellas se ha dignado reseñarlas a pesar de los múltiples intentos que he hecho.
Acudí a Logroño, invitado por el colectivo Anima Naturalis de La Rioja, para exponer mis ideas sobre el estudio del Dr. Illera el mismo día en que él daba su conferencia. Se intentó por parte de los responsables de Anima Naturalis que se nos permitiera el acceso a la sala de conferencias, con la única y exclusiva intención de oír las conclusiones del Dr. Illera y poder hacerle una serie de preguntas. Además se solicitó que se nos habilitara una sala dentro del recinto universitario, en donde yo pudiera expresarme ante los medios que a tal efecto fueron convocados. La iniciativa no fue aceptada ni por el rector de la Universidad, ni por el comité organizador de las jornadas. Se nos brindó eso sí, la posibilidad de pagar la cuota del curso y de esa manera acceder a la sala de conferencias. Lo cierto es que yo no acepté esa opción, ya qué, cómo antitaurino que soy, la propuesta me pareció fuera de lugar.
Lo que hicimos por iniciativa de los miembros de Anima Naturalis fue montar una mesa a la puerta del edificio en que se iban a dar las conferencias, y aprovechar ese espacio para explicar ante los medios nuestras discrepancias. El colectivo animalista planteó su indignación por qué se aprovechara un centro de cultura y saber como es una Universidad para defender un espectáculo como las corridas de toros, y yo aproveché los micrófonos y grabadoras de los periodistas que allí se dieron cita para rebatir el estudio del Dr. Illera. Además se les entregó a los allí presentes un folleto resumido de mis conclusiones y una hoja con el título: "puntualizaciones sobre las betoendorfinas".
Lo cierto es que la convocatoria fue un éxito y de ella se han hecho eco algunos medios locales de prensa escrita y de radio. Tan sólo un pequeño reproche: en lo que se ha escrito, no se ha reflejado realmente lo que yo quisé expresar, pero es comprensible teniendo en cuenta lo difícil que es entender conceptos y explicaciones de caracter tan científico.
Agradezco desde aquí a Begoña Sáinz de Murieta, a Carlos Faulín y a todos los animalistas que allí conocí, sus muestras de afecto y el excelente trato que por su parte recibí.

Por otro lado debo manifestar mi agradecimiento al Presidente del Colegio de Veterinarios de La Rioja, que se interesó por conocerme y nos invitó personalmente a escuchar su conferencia, que se impartio después de la del Dr. Illera. Por desgracia, y por falta de tiempo, no pude asistir.

Dado que el tratamiento que se dio a nuestra presencia en Logroño, por parte del diario de La Rioja, no me ha parecido el más justo, remití una carta al director de dicho diario, en cuanto regresé a Madrid. Se me contesto que mi texto excedía el formato de dichas cartas, pero se me ha brindado la oportunidad de escribir un artículo para su diario, que me han prometido será publicado. Así lo he hecho en el día de ayer, y espero verlo insertado en sus páginas. Por tanto debo también dar las gracias a dicho medio de prensa por su ofrecimiento.
Dejaré aquí constancia para el que quiera leerlo de los escritos intercambiados por mi y el citado diario, y de la documentación que Anima Naturalis entregó a los medios y repartió por la ciudad de Logroño, por mi redactada.

CARTA ENVIADA POR EL COLECTIVO ANIMA NATURALIS AL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD PARA MOSTRAR SU DESACUERDO CON EL CURSO:
Logroño, 28 de agosto de 2007
Sr. Rector de la Universidad de la Rioja:
Ante el conocimiento de la celebración los dias 10 al 13 de septiembre del curso Derecho, Toros y Sociedad, no podemos por menos que mostrar nuestro desacuerdo y perplejidad ante el hecho que un escenario como es la institución universitaria, cuyo objetivo y finalidad, es la difusión de la cultura y que trabaja en la formación de las personas, sirva de plataforma para que un sector minoritario (el taurino) y cuestionado moralmente por gran parte de la sociedad española, difunda y practique apología de una tradición obsoleta, éticamente reprobable y que en nada contribuye al progreso, la educación y la cultura.
Consideramos oportuno que replanteen su apoyo a cursos como éste, y que en próximas ediciones, se fomenten aquellos que contribuyan a la defensa y el respeto de todos los seres vivos y la naturaleza en su conjunto.
Atentamente,
Begoña Sáinz de Murieta en representación de AnimaNaturalis Rioja
Con el apoyo de: Ecologistas en Acción de La Rioja
CER Colectivo Ecologista Riojano Asocación Protectora de Animales en La Rioja
Los Verdes de La Rioja
Tienda de la Solidaridad – SODEPAZ Rioja League Against Cruel Sports Ltd, United Kingdom

PUNTUALIZACIONES SOBRE LAS BETAENDORFINAS
Según los resultados presentados por Dr. Illera, las altas tasas de betaendorfinas halladas en los toros, después de la lidia (que serían diez veces superiores a las de la especie humana), harían que estas sustancias paliarían en gran parte el dolor que el animal puede sentir durante y después de los puyazos y las banderillas. Según sus propias palabras anularían prácticamente el supuesto sufrimiento y dolor a que el toro es sometido a lo largo de la corrida.
Ya que es él, el que introduce la comparación toro-humano, debemos aclarar lo siguiente:
-¿En base a que estudio comparativo se puede hacer esa afirmación? Que sepamos ningún ser humano ha sido sometido a una lidia, con lo que desconocemos las tasas de betaendorfinas que nos encontraríamos en su sangre si pasara por esa traumática experiencia. Lo cierto es que nunca lo sabremos.
-El dolor está condicionado por una serie de factores emocionales, en los que entran a jugar un gran papel la sugestión y la motivación, siendo el TEMOR, la aprensión y la ANSIEDAD factores que AUMENTAN la sensación dolorosa, pues no cabe duda que estos factores psiquicos influyen vía cortical, en los aspectos sensoriales y afectivos del dolor. Seguramente al toro en la plaza antes, durante y después de la lidia, no le afecte la sugestión, ni la motivación, ni la aprensión, pero si sentirá temor y ansiedad. La especie humana cuenta con mecanismos de defensa psíquicos antes situaciones nuevas para él, como lo es la lidia para el toro, que pueden aminorar el dolor y el sufrimiento, pero el toro no.
-Se ha observado que ante el estrés se produce una gran descarga de betaendorfinas, con lo que podemos afirmar que estas sustancias no son producidas exclusivamente para luchar contra la sensación dolorosa.
-Los opioides endógenos aumentan siempre que hay un proceso de estrés, pero también se ha comprobado que son necesarios para el normal comportamiento psíquico de algunos animales.
-Ya que el estudio del Dr. Illera nos permite realizar comparaciones con la especie humana, hemos leído una interesante tesis doctoral, publicada por la facultad de Medicina en la que se realiza un interesante estudio sobre la importancia de la preparación física y psíquica en la mujer como preparación para el parto. De esta tesis hemos extraído algunas conclusiones, que no son nuestras, si no de los médicos que la han realizado:
-En el parto vaginal (más doloroso) la placenta contiene más betaendorfinas que en el parto con cesárea, en el que el dolor se encuentra anulado por la anestesia.
-En los fetos sometidos a un importante estrés durante el parto, se han encontrado tasas mucho más altas de betaendorfinas, que en los fetos nacidos de partos no complicados, es decir en aquellos en que el feto sufre menos.
-En el líquido amniótico de los fetos que sufrieron en el parto, se encuentran tasas de betaendorfinas más altas que en aquellos en que el parto fue más tranquilo.
De todo esto podemos deducir, que en aquellos partos en los que se produce una alta traumatización fetal, los niveles de betaendorfinas son más altos.
-Entre las causas de la elevación de betaendorfinas maternas, se ha expuesto la hipótesis de que es dolor del parto el que determina dicha elevación, con alguna finalidad analgésica.
-En los partos con anestesia epidural la tasa de betaendorfinas es más baja en el plasma materno, al anular o disminuir la anestesia el dolor a lo largo del parto. Curiosamente esta anestesia no influye en los niveles de betaendorfinas en el feto.
-Las betaendorfinas, el dolor, la ansiedad y el estrés están íntimamente relacionados. Queda pues claro, una vez más que la descarga de betaendorfinas no se limita exclusivamente a la lucha contra el dolor.
-DATOS SOBRE UN ESTUDIO REALIZADO SOBRE 69 MUJERES QUE SE ESTUDIARON DURANTE EL PARTO:
El tiempo promedio que duraron los partos se calcularon entre 0 y 300 minutos.
Una parte de estas mujeres recibieron preparación para el parto y otras no. Unas eran primíparas y otras no, es decir, habían dado a luz alguna vez.
A la finalización del parto se las propuso evaluar el dolor sufrido durante el parto, dándolas a elegir entre: TOLERABLE
DOLOROSO
INSOPORTABLE
Las tasas de betaendorfinas que se detectaron en estas mujeres, fueron:
TOLERABLE en las que recibieron preparación: 133, 48 pg/dl
TOLERABLE en las que no recibieron preparación: 188, 84 pg/dl
DOLOROSO en las que recibieron preparación: 293, 5 pg/dl
DOLOROSO en las que no recibieron preparación: 415, 74 pg/dl
INSOPORTABLE en las que recibieron preparación: Ninguna lo calificó de insoportable.
INSOPORTABLE en las que no recibieron preparación: 509, 8 pg/dl
Por otro lado las mayores tasas de betaendorfinas se hallaron en el momento de la expulsión del feto, es decir, en el momento de máximo dolor.
Queda claro que la preparación al parto reduce el estrés, el dolor y la ansiedad en la mujer con lo que disminuyen los niveles de betaendorfinas producidas por el organismo de estas mujeres. Desgraciadamente nuestros toros no reciben cursos de preparación antes de salir a la plaza.
Como se observa en el cuadro las tasas más altas de betaendorfinas fueron halladas en aquellas mujeres que calificaron el parto como INSOPORTABLE, de lo que podemos deducir que a mayor sensación de dolor, mayor descarga de betaendorfinas. El organismo está claro que pretende neutralizar el dolor con su descarga, pero queda claro que en esta caso es más un medidor-mediador del dolor que otra cosa.
Curiosamente las mujeres que calificaron el parto como TOLERABLE eran las que menos betaendorfinas produjeron, y dentro de ellas, aún produjeron menos las que habían recibido preparación para afrontarlo sin miedo, sin ansiedad y sin estrés.
Añadiremos a estas conclusiones, que las máximas tasas de betaendorfinas se detectaron en aquellas mujeres cuyos partos fueron distocicos, es decir en aquellos en los que hubo complicaciones, y por lo tanto fueron más dolorosos.
La tesis doctoral de donde hemos entresacado estas conclusiones dice muchísimas más cosas interesantes (bioquímica de estas sustancias, su relación con la ACTH y el cortisol) que contradicen las del Dr. Illera, pero evidentemente no queremos aburriros con cuestiones que están más en el marco científico y que serán de mucha más difícil comprensión.
Todos estos datos hablan por si mismos, salvando las diferencias entre especies.

DOCUMENTO REPARTIDO A LOS MEDIOS Y A LOS CIUDADANOS DE LOGROÑO:
Es el que figura en la parte de arriba de la entrada al blog, que se acompañaba de la convocatoria que hizo Anima Naturalis.
POR QUÉ EL TORO SI SUFRE

Respuesta al estudio del Dr. Illera.

El cortisol, es una hormona que los mamíferos producen normalmente en cantidades adecuadas para el perfecto funcionamiento del organismo. Todas las especies tienen unos valores determinados de esta sustancia, que podemos denominar valores fisiológicos normales. No es el lugar de explicar las importantes funciones que dicha hormona cumple en el metabolismo de muchos seres vivos.
Cuando un animal, mamífero en éste caso, es sometido a situaciones de sufrimiento psíquico y/o físico, es decir, es sometido a situaciones que le causan estrés, el organismo responde aumentando la producción de cortisol. Esto supone que en la sangre de ése animal se detectará en cantidades MÁS ALTAS de lo normal. Las órdenes para que se produzca esa descarga se realizan a través del sistema nervioso. El producto final de una serie de mecanismos endocrinos en que están implicados el hipotálamo y la hipófisis, será la descarga de cortisol, que se produce en las glándulas adrenales, situadas próximas a los riñones.
Sabemos, por lo publicado al Dr. Illera, que el toro que es trasportado en un camión, y el toro que es recortado, tienen unos MUY ALTOS niveles de cortisol en su sangre, fruto sin duda del estrés que les provocan estas situaciones.
Sabemos también, por los estudios del Dr. Illera, que el toro que sale a la plaza y es devuelto a los corrales sin lidiar, tiene unos niveles de cortisol en sangre MUY ALTOS, fruto evidentemente del estrés que le produce una situación que nunca ha vivido. Curiosamente, según expone el Dr. Illera, el toro que es lidiado (banderilleado, picado y toreado), tiene MENOS cortisol en su sangre que el trasportado, el que ha sido recortado y el que ha sido devuelto a los corrales sin lidiar. Estamos hablando de un fenómeno anómalo, ya que deberíamos suponer, que el toro lidiado ha sufrido más que los toros trasportados o recortados o devueltos, cuyo sufrimiento tanto físico como psíquico debería haber sido menor. Se produce por tanto la paradoja de que a MÁS sufrimiento, se produce MENOS cortisol. De ésta extraña respuesta hormonal, deduce el Dr. Illera, que el toro de lidia es un mamífero especial, con una respuesta neurológica y endocrina diferente a la del resto de las especies. Se trata sin duda de un hallazgo científico de gran importancia.
La respuesta a éste misterio o “milagro” de la fisiología bovina, que supone el toro de lidia, la podemos encontrar en estudios realizados por neurólogos y endocrinólogos en Medicina Humana. En una tesis doctoral elaborada en la facultad de medicina de la Universidad Complutense de Madrid se puede leer:
"Trabajos experimentales clásicos demostraron que para que ocurran ciertas respuestas endocrinas, cómo la que media la liberación de cortisol a través de la ACTH, es necesario que estén INTACTOS el estímulo neuronal y la transducción de la señal al sistema nervioso central". Y añade: "por ejemplo, no existe respuesta de ACTH a operaciones en pacientes paraplégicos con transección de la médula espinal a nivel de la vértebra torácica 4". La respuesta a estímulos nocioceptivos requiere VÍAS NEURONALES INTACTAS. En otro estudio, se puede leer: "el dolor actúa como un estímulo del sistema neuroendocrino. Los estímulos nocioceptivos no activan la respuesta HORMONAL (la que ha medido el Dr. Illera) a menos que estén INTACTAS las vías neuronales. La respuesta puede AMORTIGUARSE O EVITARSE por lesiones neuronales (demostrado con bloqueos anestésicos) o de la médula espinal". http://www.ucm.es/BUCM/tesis/med/ucm-t25918.pdf
¿Una vez picado el toro o una vez picado y banderilleado están intactas las vías neuronales y por tanto el estímulo neuronal y la transducción al sistema nervioso central? Pues después de leer lo que a continuación escribo, me quedan pocas dudas. Lo he extraído de una página taurina y el que lo cuenta es un aficionado a la fiesta: “Cuando la puya no es colocada en su sitio (morrillo), se producen fracturas de apófisis espinosas vertebrales, fracturas de cartílagos, fracturas altas de las costillas, con hemorragias muy cerca de la columna vertebral cuya sangre se puede infiltrar entre las vértebras alcanzando el canal raquídeo y comprometiendo la médula espinal, provocando parálisis parciales en los miembros anteriores y músculos de la respiración".
Y yo, cómo veterinario tengo la capacidad de decir que las vías neuronales como consecuencia de la puya principalmente y de las banderillas, no están intactas, condición indispensable para que las respuestas hormonales se produzcan con normalidad. Podemos añadir los daños que producen la espada y el descabello, sin duda.
Podemos concluir por tanto que el toro de lidia que ha sido lidiado, no tiene los niveles de cortisol en sangre esperados, por qué, cómo consecuencia de las banderillas y las puyas, su sistema nervioso ha sido tan dañado que no puede trasportar las órdenes pertinentes para que se descargue el cortisol que debería ser esperado. El toro transportado, el toro recortado, y el toro devuelto sin lidiar, tienen su sistema nervioso intacto, por lo que es lógico que sus niveles de cortisol en sangre sean altos y mayores que los del toro lidiado.
Habla también en su estudio el Dr. Illera de que el toro de lidia es capaz de descargar una gran cantidad de betaendorfinas, que son sustancias que el organismo de los mamíferos produce entre otras cosas, para neutralizar el dolor. Según el estudio el toro lidiado tiene muchas más betaendorfinas en sangre que el trasportado, el recortado o el devuelto sin lidiar. Es lógico, ya que estos últimos no han sufrido dolor físico en la medida en que lo ha sufrido el toro lidiado.
Dada la brutal cantidad de betaendorfinas que producen los toros lidiados, se concluye que estos animales serían capaces de neutralizar el dolor al que están siendo sometidos. ¿Podemos pensar que la producción de estas “dulces” hormonas significan otra cosa?
Creemos que si, que precisamente esa descarga tan alta de mediadores-¿medidores? del dolor, nos dice que el toro lo está sufriendo y padeciendo de manera brutal.
Se sabe a ciencia cierta que las mujeres, durante el parto, producen una gran cantidad de betaendorfinas. ¿Conocen a alguna mujer que haya comunicado que su parto (que algunas ocasiones dura más que una lidia) no le ha dolido? Evidentemente sí, aquellas a las que se las ha suministrado anestesia epidural. Curiosamente los niveles de cortisol en estas mujeres son menores que en aquellas que parieron sin anestesia, es decir sin bloqueos de su sistema nervioso.
Podríamos suponer que si las respuestas hormonales en el toro de lidia con respecto al cortisol no son las esperadas por el daño neurológico provocado por la lidia, también debería verse afectada la respuesta hormonal en cuanto a las betaendorfinas. Sin lugar a dudas. Sería incomprensible que si ese daño afecta a la descarga de cortisol, no afecte a los mediadores-¿medidores? del dolor. Pues bien, la Medicina de nuevo tiene respuesta para este fenómeno:
Está perfectamente estudiado que su descarga también se produce por mediadores celulares, a través del sistema inmune, localmente en la zona donde se produce el dolor, es decir a nivel de los tejidos dañados. ESTA REGULACIÓN SERÍA LA RESPONSABLE de la respuesta que aparece cuando se produce la agresión en una ZONA DENERVADA O BLOQUEADA POR LESIONES NEUROLÓGICAS importantes, ya que no existe el estímulo neurológico aferente (vuelven aquí a aparecer como sumamente importantes las lesiones provocadas por la puya, las banderillas, la espada y el descabello). La integridad del sistema nervioso es indispensable. Aquí radica el error en las conclusiones que ha hecho públicas el doctor Illera.
Para terminar y a modo de sugerencia, para complementar todos estos interesantes estudios, yo pediría:
-La realización de estudios radiológicos sobre la columna vertebral del toro lidiado mediante la introducción de un contraste en su canal medular (mielografía). Sería una científica manera de ver si realmente han existido bloqueos neurológicos que expliquen la anormal respuesta al cortisol. De paso podríamos ver los daños vertebrales que las banderillas y las puyas han producido en parte del esqueleto óseo del toro.
-La realización de autopsias del toro lidiado, lo que nos permitiría visualizar el estado de sus vísceras. Se podría aprovechar esta circunstancia para tomar muestras de tejidos y hacer un estudio histológico, con lo que se determinarían las lesiones microscópicas que la lidia a producido.
-Someter al cadáver del toro de lidia a una Resonancia Magnética Computerizada o una Tomografía Axial Computerizada (TAC). Más que nada por completar el estudio. Seguro que más de uno se sorprendería de lo que se podría observar.
Dado que el Dr. Illera afirma que el toro de lidia es un ser especial en base a las respuestas hormonales halladas, no estaría de menos, realizar los experimentos con otra raza. Se vería entonces si el sistema endocrino de un toro no de lidia, responde de igual modo al castigo de la lidia.
¿Alguien se atreve?
José Enrique Zaldívar Laguía.
Veterinario.

CARTA REMITIDA AL DIRECTOR DEL DIARIO DE LA RIOJA:
"Jornadas taurinas en la Universidad de Logroño"
Estimado señor:
Ayer acudí a las puertas de la Universidad de Logroño, con motivo de la celebración de unas jornadas sobre el toro de lidia.. Mi intención era comunicar mis ideas y mi interpretación sobre el estudio del Dr. Illera, director del departamento de Fisiología de la facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. En primer lugar debo comunicarle que Juan Carlos Illera, no es catedrático como aparece en la noticia de su diario (sí lo fue su padre, Don Mariano (qepd)), al que tuve el privilegio de tener como profesor; tampoco tiene mucha importancia, que en el folleto repartido por la organización que me llamó para explicar mis ideas, Anima Naturalis Logroño, figurara que yo soy doctor. No lo soy, pero si tengo mi título de Licenciado en Veterinaria desde hace 25 años por la facultad de veterinaria de Madrid, en donde compartí aula con el Dr. Illera. Soy clínico de pequeños animales desde que finalicé mis estudios y por tanto me creo capacitado para conocer los mecanismos neurofisiológicos del dolor y del estrés. Yo no pongo en duda los estudios del Dr. Illera, pero si cuestiono sus conclusiones y las interpretaciones que hace de ellos. No lo hago por ciencia infusa, sino que lo hago habiendo estudiado en profundidad algunas de las numerosas publicaciones que existen sobre las respuestas del organismo ante el estrés (ACTH-Cortisol y no olvidemos betaendorfinas) y el dolor (betaendorfinas y no olvidemos ACTH y cortisol). La información que fue repartida por los miembros de anima naturalis Logroño, deja bien clara mi pensamiento sobre la lidia del toro, y sus consecuencias en el animal, y me consta que obra en poder de un periodista de su redacción, al que se le entregó en mano. Considero que la información debe ser objetiva en cualquier medio de prensa y los menos partidista posible, por lo que me ha sorprendido que su diario en su edición de hoy se haya limitado a dar cabida a las opiniones de Juan Carlos Illera y haya silenciado las mías, limitándose a mostrar una foto, con el título de "antitaurinos", en la que aparezco yo, rodeado de algunos miembros de anima naturalis. ¿Cuál es la razón? A ésta pregunta prefiero que me conteste usted.
He dejado claro que las medidas de ACTH y cortisol que hace el Dr. Illera en sus estudios, no son válidas, al existir una alteración del sistema nervioso central y periférico del toro de lidia como consecuencia de las lesiones producidas por la puya y las banderillas. Está demostrado científicamente que para que estas mediciones sean reales es indispensable la integridad del sistema nervioso. Textos, hay mil que lo corroboran. En cuanto a las betaendorfinas, también está demostrado que a mayor dolor, mayor es su producción y descarga en el organismo que las requiere. En un grupo de mujeres cuyas betaendorfinas fueron cuantificadas desde el comienzo al final del parto, quedó demostrado que las que consideraron el dolor padecido como tolerable, tenían menos betaendorfinas que las que lo consideraron doloroso, y estas a su vez menos que las que lo consideraron insufrible. ¿Queda alguna duda de que a más dolor más descarga de betaendorfinas? El doctor Illera no puede saber en cuanto tiempo descarga el toro tanta cantidad de betaendorfinas, porque los análisis los ha realizado en toros muertos (al parecer los que tienen las tasas más altas), seguramente y como mínimo veinte minutos después de haberle dado muerte. Si se sabe que la mujer las descarga de manera secuenciada durante el parto (las mediciones se han hecho entre 0 y 300 minutos), siendo las máximas tasas detectadas en el momento de la expulsión del feto, es decir en el momento más doloroso. No es cierto que lo haga en diez minutos, porque hay partos de los estudiados que llegaron a un máximo de 300 minutos. Curiosamente la sangre de los fetos que más sufrimiento tuvieron durante el parto, tenían en su sangre las tasas más altas de betaendorfinas, y curiosamente las tasas fueron más altas en aquellas mujeres en que los partos fueron complicados. Mi conclusión es que estas sustancias, las betaendorfinas, son medidores-mediadores del dolor y no anuladoras como se nos quiere hacer creer.
Creo que los ciudadanos, si es que queremos que estén adecuadamente informados deben recibir la información de los dos lados, y decidir, a través de su propio raciocinio, lo que creen que es cierto y lo que no o por lo menos conocer todos los puntos de vista. Decir cómo lo hace Juan Carlos Illera que lo que nos fastidia es que se sepa que el toro no siente tanto dolor como nosotros pensamos, prefiero no calificarlo.
Es por eso que le agradecería publicara esta carta en su prestigioso diario. Existe un estudio mucho más amplio en donde han quedado plasmadas mis ideas, que puede ser leí. do en internet sin muchas dificultades de búsqueda.
Muchas gracias.
José Enrique Zaldívar Laguía
Veterinario colegiado.
Madrid

RESPUESTA RECIBIDA DESDE EL DIARIO DE LA RIOJA:
Buenos días, la extensión de las cartas al director es de 20 líneas. Por lo que el escrito que nos envía excede con creces la extensión para poder encajarlo en esa sección. No obstante, me comenta el director que si lo prefiere puede expresar su opinión a través de un artículo que publicaríamos en "Tribuna de La Rioja". La extensión es de 40-45 líneas (folio y medio). Lamentamos su malestar pero nos comentan en Redacción que su conferencia no estaba incluida dentro de las Jornadas que realizó la UR. En cualquier caso, le reiteramos, que le damos la posibilidad de expresar sus ideas en una tribuna.
Atentamente,
Mª José Zapata Rico
Secretaría de Dirección

ARTÍCULO ENVIADO PARA SU PUBLICACIÓN A EL DIARIO DE LA RIOJA
Siguiendo las instrucciones recibidas a través de tu atento e.mail, te remito el artículo que creo clarifica mi postura sobre la hipótesis del Dr. Illera. No sé si ocupa más espacio del que consideráis oportuno. Si es así, me informas al respecto.
Os agradezco profundamente la oportunidad que me brindáis. Mi intención no es otra que los ciudadanos a los que les interese el tema en cuestión tengan la máxima información posible para sacar sus conclusiones.

EL TORO SI SUFRE

El día 12 del presente mes se celebró en la Universidad de Logroño una conferencia en la que el Dr. Illera expuso sus estudios sobre el sufrimiento del toro en la lidia. En base a ellos ha llegado a la conclusión de que gracias a su especial sistema neuroendocrino, éste animal no padece ni sufre tanto dolor y estrés como los antitaurinos pensamos. Basa su conclusión en los altos niveles de betaendorfinas que ha hallado en su sangre y en los bajos niveles de Cortisol y de ACTH , que deberían ser muy altos si realmente el toro sufre tanto. A través de diversas lecturas científicas yo he llegado a la conclusión contraria. A mayor nivel de betaendorfinas mayor es el dolor padecido. En cuanto a la ACTH y el cortisol, las lesiones neurológicas que la puya, las banderillas y el estoque producen en el sistema nervioso del toro, impiden que los estímulos y las respuestas al estrés sean las esperadas, es decir, la descarga de grandes cantidades de ACTH y cortisol. La integridad del sistema nervioso es condición indispensable para la que la respuesta neuroendocrina (sistema nervioso-repuesta hormonal) sea normal, es decir, la esperada. Las fracturas de algunas estructuras vertebrales, las roturas musculares, las hemorragias en el canal medular y el destrozo de algunas estructuras de la conducción nerviosa impiden que el cerebro, reciba por transmisión nerviosa la orden de descargar el cortisol que un organismo que está siendo sometido a ese sufrimiento físico y psíquico debería producir, en enormes cantidades. Esto no ocurre en el toro transportado o en el toro que sale al ruedo y no es lidiado, que tienen altas tasas de ACTH y cortisol y bajas de betaendorfinas. La razón es sencilla, su sistema nervioso está integro. No hay lesiones que alteren la conducción nerviosa y como consecuencia la respuesta hormonal.
Es un error pensar que las betaendorfinas son neutralizadoras del dolor o mejor dicho, es una verdad a medias. Se sabe que son sustancias que se producen ante él, pero también ante el estrés. Para mí, más que otra cosa son medidores de la intensidad del dolor. La alteración de las vías de conducción nerviosa de las que hablé antes, podríamos pensar que también deberían afectar a la respuesta del cerebro para la producción de betaendorfinas, pero se sabe a ciencia cierta que los organismos son capaces de producirlas por otros mecanismos cuando no hay integridad del sistema nervioso. Resulta importante que se sepa que en estudios realizados en mujeres de parto, las que lo consideraron en cuanto a la intensidad o sensación de dolor INSUFRIBLE tenían en su sangre muchas más betaendorfinas que las que lo consideraron DOLOROSO, y éstas más que las que lo consideraron TOLERABLE. Es decir cuanto menos doloroso fue, menos betaendorfinas se detectaron. Por tanto a mayor dolor mayor descarga de betaendorfinas. También ha quedado demostrado que a menor estrés y ansiedad ante el parto por parte de la mujer, menor es la descarga de betaendorfinas. Y para terminar, decir, que los fetos nacidos de partos difíciles tenían más betaendorfinas en su sangre que los que nacieron en partos sin complicaciones. A mayor sufrimiento fetal, más betaendorfinas. El tiempo de descarga de estas sustancias, al que se da tanta importancia, no carece de ella, pero no modifica ninguna de mis conclusiones, ya que en el parto, en los instantes en que el dolor es más intenso (expulsión del feto) es cuando más betaendorfinas se detectan en la sangre de la madre y en el feto. Mis fuentes científicas de información están accesibles a quién quiera consultarlas en internet.
En espera de vuestras noticias:
José Enrique Zaldívar
Veterinario clínico.
Y para terminar una excelente noticia que he recibido desde Equanimal y Asanda. Un nuevo estudio publicado por la Dra. Susana Muñoz Lasa, corrobora y amplia todo lo que yo he venido diciendo desde el mes de febrero. No es que tuviera dudas sobre ello, sino que resulta reconfortante después de tanto esfuerzo y tantas horas de estudio.















1 comentario:

Anónimo dijo...

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