Los toros de la próxima Feria de San Isidro estarán bajo control. Por primera vez, un laboratorio de la Comunidad de Madrid va a realizar controles antidoping a los astados sospechosos. Los análisis, según ha podido saber EL MUNDO, se practicarán a petición del presidente o los veterinarios de la plaza, que darán las instrucciones pertinentes para buscar sustancias dopantes en los toros muertos. Las multas pueden llegar a 60.000 euros para los ganaderos responsables.
Estos análisis sólo se practicarán en los toros cuyo comportamiento haya sido extraño durante la lidia, según fuentes de la Comunidad. Estos controles se han previsto por orden de la Consejería de Presidencia e Interior, que dirige Francisco Granados, y que tiene competencias en materias taurinas en la región.
Los pasos para el control antidoping a los toros serán los siguientes: Cuando un toro presente anomalías durante la lidia y no se haya detectado ninguna sustancia extraña en los controles previos a la corrida se mandará que le hagan análisis antidoping.
En el desolladero se tomarán muestras de sangre y de orina, aunque también podrían ser de vísceras. Estas muestras se precintarán y se tomarán por duplicado por si hace falta realizar un contraanálisis. Los veterinarios levantarán un acta oficial que firmarán también los ganaderos (si quieren, porque se pueden negar). Aunque en la próxima Feria de San Isidro, que comienza el 8 de mayo, empezarán los controles, éstos se podrán practicar en cualquier plaza de la región.
La principal novedad de este asunto no es tanto el control antidoping, que ya se realizaba de vez en cuando, sino que se va a hacer en Madrid, por lo que será más fácil llevarlo a cabo y se podrá hacer en mayor cuantía.
El lugar de las investigaciones será el Laboratorio Regional de Salud Pública, ubicado en pleno de Barrio de Salamanca, en la calle del General Oráa. Allí llegarán las muestras precintadas en contenedores especiales y sellados. En este centro, que M2 (el suplemento de Madrid de EL MUNDO) visitó la semana pasada, se analizan habitualmente muestras de matadero destinadas al consumo humano.
Complejo sistema de detección
Los responsables del laboratorio explicaron que allí se analizan vísceras mediante un sistema muy complejo. Es un laboratorio donde también se analizan aguas de embalses destinadas al baño y al consumo, y en él trabajan unas 20 personas. "Para analizar las muestras tenemos que realizar un proceso muy complejo", contaban en este centro de la Comunidad.
"Lo primero es disolver las vísceras, que suelen ser trozos pequeños de hígado", añadían. Esto tarda unos tres días, porque hay que manipular las muestras hasta que se quedan convertidas en algo que podríamos considerar como la esencia.
Después, el resultado se introduce en un complejo aparato llamado cromatógrafo, que funciona con olores y esencias. Es un instrumento muy caro y complicado que los profesionales del laboratorio tienen que ir mejorando cada vez. Cuenta con un banco de datos que busca y compara picos y valles de las gráficas de las esencias con los suyos propios.
Cuando uno coincide, avisa a los investigadores. No obstante, su biblioteca de datos es limitada, y muchas veces tienen que introducirle más datos los trabajadores del centro. Además, el control antidoping cuenta con una pega, como explicaron sus responsables: "En el laboratorio no buscamos cualquier tipo de sustancia a ver qué encontramos. Tenemos que buscar lo que nos pide el veterinario".
En resumen, esto significa que si el veterinario de la plaza sospecha que al toro le han dado tranquilizantes, por ejemplo, ha de pedir un análisis de tranquilizantes. En ese caso, si al toro le han inyectado otra sustancia, no se detectará.
Lo más usado: corticoides y tranquilizantes
Fernando Mirat, uno de los 15 veterinarios con que cuenta la plaza de Las Ventas, contó que para que este sistema de control sea eficaz, los veterinarios necesitan saber qué sustancias son capaces de detectar en el Laboratorio Regional de Salud Pública: "No tienen medios en todos los laboratorios para detectar las mismas sustancias, aunque las más habituales sí se buscan en todos".
Éstas, según explicó, suelen ser dos: corticoides y tranquilizantes. "Los primeros dan más resistencia al toro, pueden enmascarar una cojera o una pequeña lesión para que el animal pase el reconocimiento previo", dijo. "Pero estas lesiones pueden aparecer después durante la lidia y llamar nuestra atención. Y los tranquilizantes se utilizan para cambiar el comportamiento del toro", añadió.
Mirat dijo que no se dan muchos casos en los que pidan análisis, pero los hay. Antes se llevaban las muestras a un laboratorio estatal que hay en Majadahonda. En el laboratorio, según comentó su director, también pueden buscar muchas otras sustancias, como anabolizantes, que se podrían utilizar para que el animal tenga mejor presencia o parezca mejor formado.
La dirección del laboratorio mandará los resultados a la Consejería de Granados y, si hubieran dado positivo, la Comunidad podrá abrir un expediente sancionador al ganadero, que tendrá 10 días para solicitar el contraanálisis, y podrá estar presente si quiere.
Según la Ley 10/1991, "la administración a las reses de lidia de productos tendentes a disminuir la fuerza o integridad física o a modificar artificialmente su comportamiento o aptitudes" se considera una infracción grave.
Las sanciones en las corridas de toros pueden suponer una multa de 150 a 60.102 euros y hasta seis meses de inhabilitación para lidiar. En las novilladas, las sanciones son la mitad, aunque en ambos casos se matizará el grado de culpa, el daño producido, el riesgo... Las sanciones se harán públicas cuando ya no quepan más recursos administrativos contra ellas.
Fuente: elmundo.es
Publicado el: Lunes, 21 de abril de 2008
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