jueves, 2 de diciembre de 2010

ENFERMEDADES DENTALES CANINAS

La dentición primaria canina (la decidua) está compuesta por 28 dientes: a cada lado del maxilar y de la mandíbula existen tres incisivos, un canino y tres premolares. La mayor parte de los problemas ocasionados por los dientes deciduos se debe a la incapacidad de éstos de desprenderse; la regla que se acepta generalmente es la de "no permitir más de un diente del mismo tipo en el mismo sitio al mismo tiempo". En general, el diente de leche se extraerá tan pronto como empiece a salir el adulto; el no hacerlo podría ocasionar desviaciones y éstas, en el futuro, problemas ortodóncicos o periodontales. También las fracturas de los dientes de leche pueden ocasionar enfermedades, por lo que se extirparán lo más pronto posible tras producirse la rotura.




El perro adulto posee 42 dientes secundarios, 20 en el maxilar y 22 en la mandíbula.



La oclusión normal es una mordida en tijera, en la que los dientes mandibulares ocluyen a los dientes maxilares. Las afecciones ortodónticas se producen cuando el maxilar o la mandíbula son demadiado cortos o largos o cuando uno o más dientes no poseen la alineación debida.



La estructura dental se compone de esmalte, dentina, conducto pulpar, y periodonto. Los dientes están recubiertos por una capa de esmalte. Éste, la sustancia más dura del organismo, está compuesto por cristales de diferentes minerales e iones. Normalmente es blanco traslúcido, pero puede teñirse o cambiar de color por transmisión de las alteraciones de color de la dentina subyacente. El esmalte puede desgartarse, lo que se conoce como atrición, cuando se debe al rozamiento entre dientes, o abrasión cuando se debe a una sustancia externa, como cuando se masca pelo o piel; incluso el mordisqueo de pelotas de tenis o de "fribis" de trapo, puede provocar el desgaste, que puede acabar afectando a capas más profundas de la pieza dental.

La fiebre elavada durante enfermedades infecciosas puede provocar hipoplasia del esmalte. Las caries más frecuentes en el perro, son las de tipo 1 y 5. Las de tipo 1 afectan a la superficie dorsal de la pieza dental, y las de tipo 5 al tercio gingival del diente, en la superficie bucal (exterior) o lingual (interior).



La dentina es la siguiente capa del diente. En el adulto constituye el grueso del diente y se halla recubierta por esmalte supragingivalmente, y por cemento subgingivalmente. Aunque a simple vista parace sólida, es en realidad porosa.



El conducto pulpar es la capa interior del diente, compuesto por vasos sanguíneos, nervios y células. Las alteraciones de esta estructura, van a provocar que el diente presente un matiz rosado y posteriormente, como consecuencia de la degradación de los componentes sanguíneos, un tono morado. La rotura de dientes, en las que la pulpa está casi expuesta, terminarán induciendo enfermedades, en cuyo caso está indicado el tratamiento endodóntico.



Rodeando la porción subgingival del diente existe cemento. Es en esta zona en donde se inserta el ligamento periodontal y el hueso alveolar que rodea al diente.

Rodeando el diente y recubriendo el hueso, se encuentra la encía.

En resumen, el periodonto consta de cemento, ligamento periodontal, hueso alveolar, y encía. Ésta es el área de atención en la prevención y tratamiento de la enfermedad periodontal.



La cavidad oral está limitada anteriormente por los labios, lateralmente por los carrillos, dorsalmente por el paladar duro y el blando, ventralmente por el suelo de la boca, y caudalmente por la faringe oral. La porción ventral de la cavidad oral está ocupada por la lengua; es un área sujeta a infecciones, tumores, y traumatismos.



Las enfermedades periodontales (gingivitis, periodontitis) son un problema inflamatorio infeccioso oral bastante corriente en los perros. La destrucción del tejido periodontal se produce por una reacción inflamatoria a los patógenos periodontales, es decir a las bacterias, que son capaces de liberar toxinas, lo que va a provocar una respuesta inmunitaria.

Es importante matizar que este tipo de infecciones bucodentales pueden ser un factor de riesgo para el padecimiento de enfermedades sistémicas que pueden afectar al corazón, al hígado y al riñón.

El riesgo de desarrollar enfermedad periodontal depende de varios factores, como la susceptibilidad genética, las influencias ambientales, y la higiene oral. Por otro lado existen enfermedades como la diabetes que parece que pudieran influir en el desarrollo y la intensidad de la enfermedad periodontal.



Es probable que la enfermedad periodontal sea la afección más corriente en perros; sin embargo, este tipo de alteración parece ser una causa rara de enfermedad grave. ¿Por qué debiéramos entonces preocuparnos de algo que, aparentemente, es compatible con la vida en la mayoría de las ocasiones, aunque sea tan común?

El problema es que cuando usamos el término "enfermedad periodontal", lo hacemos para referirnos a un gran numero de procesos. "Periodontal" significa "alrededor o cerca del diente".

La placa dentaria es el material blando que se adhiere a la película de la saliva, que recubre el diente, y está formada en una gran proporción por bacterias. No es una enfermedad per se, pero su acumulación es la causa de enfermedad periodontal.

El cálculo dentario (sarro) es el depósito duro que se constata frecuentemente en los dientes. A diferencia de la placa, resulta muy complicado eliminarlo de la superficie dental salvo por una limpieza de boca.



La GINGIVITIS es la inflamación de la encía y se debe a la acumulación de placa dentaria. Es muy común en la boca de cualquier perro no sometido a una higiene oral meticulosa y frecuente. Se considera que es reversible: la inflamación desaparece si se elimina la placa. De cualquier forma, en muchas ocasiones, "los veterinarios exageramos la nota" ante una gingivitis, ya que: puesto que no todos los sitios con gingivitis progresan a periodontitis, el asignar importancia clínica a su presencia, conlleva el riesgo de dar importancia a lo que no la tiene. Algunos transtornos locales o sistémicos pueden convertirla en un problema clínico grave (gingivitis ulcerosa necrosante aguda, estomatitis ulcerosa, insuficiencia renal, estrés acentuado).



La PERIODONTITIS es la verdadera "enfermedad" en la enfermedad periodontal. Es la destrucción del tejido de adhesión periodontal (tejido conectivo y hueso). Sólo podemos hablar de que existe esta enfermedad cuando es evidente que hay reabsorción ósea, o lo que es lo mismo, pérdida de hueso. Es frecuente que haya partes de la boca que estén afectadas y otras que no lo estén. Lo que si es cierto es que, tanto la enfermadad intensa en una sólo área como el efecto acumulativo de una enfermedad menos intensa, pero que afecta a múltiples sitios, puede inducir signos clínicos.

La causa de la enfermedad periodontal es la placa dentaria: si se permite su acumulación se producirá enfermedad, mientras que si se impide no desarrollará nunca. Sin embargo, podemos decir que su prevención absoluta es imposible. En los perros libres de gérmenes no se desarrolla esta enfermedad, por lo que podemos considerarla una infección.

Existe una cantidad considerable de información sobre las bacterias asociadas a la periodontitis. La conclusión general es que no habrá destrucción de tejidos hasta que haya una gran cantidad de bacterias de las que se conocen con el nombre de anaerobias, es decir, de aquellas que se reproducen en ausencia de aire. El germén que se aisla con más frecuencia es las porphyromonas (especialmente la gingivalis), así como las conocidas como treponemas (espiroquetas).



Con una higiene oral buena, una alineación apropiada de los dientes, que favorezca las fuerzas normales de oclusión, la autolimpieza de dientes y encias (masticación), una buena salud sistémica, una dieta apropiada que proporcione una buena nutrición, y con comidas abrasivas, que contribuyan a la limpieza mecánica de los dientes y a que se ejercite el ligamento periodontal y la encia, los tejidos periodontales permanecen sanos toda la vida; sin embargo, cuando una o más de estas condiciones se altera la placa se acumulará o se producirá una reacción deficiente o exagerada del tejido local, con la consiguiente enfermedad.



Hoy sabemos que en esta enfermedad existe un componente genético importante, dada su mayor incidencia en unas razas que en otras. Podemos decir que es una enfermedad de la civilización, ya que, aunque no está totalmente ausente en especies salvajes, si es menos intensa que en muchos animales domésticos. La alimentación, y otros factores de la domesticación como el estrés, la mayor longevidad media, probablemente el efecto inmunitario de vacunaciones repetidas, y aspectos químicos y mecánicos de las comidas, aparte de los factores genéticos mencionados, podrían influir en la incidencia de la enfermedad.

La actividad masticatoria parece tener una gran importancia. En un estudio epidemiológico de 1350 perros, la acumulación de sarro, la inflamación gingival, y la pérdida de hueso periodontal eran menores en perros que tenían acceso a diversos materiales para mordisquear (cuero crudo, huesos, galletas y juguetes adecuados a tal fin) que en los perros con acceso a menos materiales de este tipo o a ninguno.



La enfermedad periodontal progresa en determinados sitios de gingivitis a periodontitis y, por último, a la pérdida del diente y resolución de la inflamación. De hecho, podemos decir que la periodontitis, o destrucción de los tejidos que sostienen el diente, es un mecanismo protector. En un entorno natural, un diente con un absceso podría ser mortal para un perro si no hubiera forma de rechazarlo; destruyendo los tejidos de sostén óseo y conectivo el diente se puede caer y los tejidos de pueden curar.



Es importante puntualizar que los perros pueden arreglárselas sin dientes; de hecho los perros con enfermedad periodontal muy acentuada están mejor sin ellos, porque su pérdida es la forma más fiable de eliminar esa fuente de infección crónica. Sin embargo, en igualdad de condiciones, los dientes se retendrán siempre que ello sea factible, debido a razones funcionales y estéticas. En especial se deberían mantener los carniceros o los caninos como unidades funcionales.

Hoy sabemos que los perros afectados por esta enfermedad sufren dolor, y como consecuncia pérdida de apetito, letargo, pirexia, comportamientos imprevisibles y adelgazamiento. Para mantener la boca indolora, y por consiguiente un perro sin dolor, la prevención es mucho más importante que el tratamiento.



El cepillado de los dientes del perro tres veces por semana, previene la gingivitis. En los perros se desarrolla sarro cinco veces más deprisa que en el ser humano debido a varios factores, como su entorno oral alcalino y la rapidez con que se acumula sustrato. Dado que no es muy frecuente que los propietarios cepillen los dientes de sus perros, podemos decir que éstos necesitan limpiezas dentales con más frecuencia que nosotros. Aún así, creo que todos los veterinarios deberiamos concienciar a nuestros clientes de la importancia de educar al perro desde muy pequeño para acostumbrarle al cepillado dental, y darles las instrucciones necesarias para facilitarles la tarea. No creo necesario tener que decir que se deben usar pastas dentales formuladas específicamente para este tipo de animales, y cepillos adaptados al tamaño de la boca del animal. No es recomendanble el uso de sal ni de bicarbonato, y si el perro no se acostumbra al sabor del dentrífico, el cepillado se puede hacer sin este elemento.



Debemos añadir que algunos fabricantes piensos ya han añadido desde hace años, algunas referencias sumamante útiles para eliminar la placa dental o para reducir su acumulación.

Del mismo modo pueden ser usados algunos objetos como las tiras de cuero crudo, o determinados juguetes, aunque no es recomendable el uso de huesos naturales, ni de aquellos que estén hechos de gomas excesivamente duras.



Cuando la enfermedad está instaurada, se harán necesarios los tratamientos veterinarios. En ocasiones será suficiente con la limpieza bucodental y el pulido, más el uso de determinados antibióticos, y en otras será necesario recurrir a la cirugía. Creo importante haceros saber que los antibióticos deben ser usados racionalmente, ya que cuando los damos vamos a acabar tanto con las bacterias patógenas, como con las beneficiosas que existen en la boca. Del mismo modo el suministro de estas medicaciones antes de una limpieza dental debe quedar limitado a aquellos casos en que halla ulceraciones orales dolorosas, periodontitis moderada a intensa, enfermedad sistémica, y procedimientos quirúrgicos concurrentes. También podrá ser usada la clorhexidina como antimicrobiano seguro y eficaz contra los patógenos orales. Son numerosas las técnicas de cirugía que se pueden realizar en la boca de nuestros perros, pero no voy a referirme a ellas, dado lo excesivamente técnica que sería su descripción.



El tratamiento endodóntico o endodoncia, también se realiza en los pacientes caninos. La endodoncia se puede definir como la rama de la ciencia dental que se dedica al estudio de la forma, función, salud, lesiones, enfermedades y tratamientos de la pulpa dental y de la región perirradicular. El tratamiento endodóntico es cualquier procedimiento destinado a mantener la salud de toda la pulpa o de parte de ella. Cuando la pulpa está enferma o lesionada, el tratamiento va dirigido a mantener o restaurar la salud de los tejidos, en general mediante el tratamiento del conducto radicular, pero a veces combinado con la cirugía endodóntica. El tratamiento estándar se conoce con el nombre endodoncia convencional, que consiste en eliminar la pulpa irreversiblemente dañada para después limpiar y dar forma al espacio del conducto radicular y subsiguientemente rellenar, u obturar, con un material semisólido y un sellador.



Con frecuencia, es necesario extraer sucesivamente multiples dientes, que en ocasiones serán de leche. Si la extracción del diente deciduo no se lleva a cabo a tiempo es probable que el permanente presente malaoclusión. Es éste un problema que se da con relativa frecuencia en las razas pequeñas y miniatura, y que debe ser vigilado por los veterinarios.



En resumen, os puedo decir que los problemas bucodentales se presentan con relativa frecuencia en nuestros perros, y que, dado que al parecer pueden ser los culpables de determinadas complicaciones a nivel de órganos como corazón, hígado, y riñón, merece la pena prestarles la atención que se merecen. La halitosis es uno de los primeros síntomas que tendrá vuestro perro cuando tenga una afección bucal, por lo que, si detectáis este problema, una visita al veterinario será de obligado cumplimiento.



Artículo publicado en la revista El Mundo del Perro.



José Enrique Zaldívar Laguía.

4 comentarios:

JACQUEL (antes wrutuu88uu) dijo...

Me encantó. La información que se presenta no sólo puede ser entendida por los colegas si no por el propietario también,felicidades.

Un saludo desde México

clariana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos dijo...

Feliz año 2011 don José Enrique.
Espero que el año que viene sea propicio para ambos y que podamos seguir disfrutando las aportaciones que usted hace desde su blog respecto al maravilloso mundo de los animales

un fuerte abrazo
Carlos.

jezl dijo...

Muchas gracias, Don Carlitox. Espero que siga pasando por aquí. Los temas taurinos los trataré en otro blog:

cavicornio.blogspot.com

Feliz 2011, que esperemos nos haga mejores.