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martes, 28 de diciembre de 2010
LA PRIMERA VISITA AL VETERINARIO
Muchos de los que leáis este artículo, habréis tenido ya experiencias previas de lo que es la convivencia con un perro, pero también habrá lectores que se vayan a verse inmersos por primera vez en esta novedosa experiencia. A los primeros no vendrá mal recordarles algunos aspectos relacionados con los cuidados más elementales, y para los segundos, podrá ser una guía con la que resolver muchas de las dudas que se les vayan planteando, especialmente durante el primer año.
Son varias las vías por las que podréis adquirir un perro: criaderos especializados, tiendas de animales, sociedades protectoras, y en algún caso, el encuentro casual con un perro “vagabundo” que se cruzó en vuestro camino. También y dadas las fechas en las que nos encontramos, no será nada extraño que alguien os sorprenda con este “exótico” regalo.
Del mismo modo, y especialmente si acudís a un centro de acogida, es posible que el perro que vaya a entrar en vuestra casa no sea un cachorro, sino un perro joven, o adulto, que un día fue abandonado.
Deberíamos esperar que sea cual sea su procedencia, vuestro nuevo compañero de viaje se encuentre en perfecto estado de salud, pero desgraciadamente, esta premisa no siempre se cumple, y es por esto que, lo primero que se impone es una visita al veterinario.
En algunas ocasiones, el criador, el vendedor de la tienda de animales, e incluso la protectora en la que lo habréis recogido, os sugerirán, y en algunos casos os impondrán, una clínica a la que acudir para las primeras atenciones: vacunaciones y desparasitaciones. Puede que incluso os adviertan que de no ser así, perderéis la garantía sanitaria. No es el momento de polemizar sobre esta circunstancia, así que, lo dejaremos para otra ocasión, y nos centraremos en lo realmente importante, es decir, la salud y bienestar de vuestro nuevo perro.
Salvo casos excepcionales, mi recomendación es que no llevéis a casa un cachorro antes de haya cumplido las siete semanas de vida. Si se trata de un perro joven o de adulto es evidente que esta aseveración está fuera de lugar, al igual que si se trata de un perro huérfano.
Lo que yo os recomiendo es que, si el perro no presenta ningún síntoma extraño una vez recogido, se mantenga en vuestro domicilio durante las primeras 48 horas, y que pasado este tiempo lo llevéis al veterinario. La elección del profesional que merezca vuestra confianza, se hará, en la mayoría de los casos, por la proximidad a vuestro lugar de residencia, aunque en otras ocasiones sabemos que os guiaréis por otras circunstancias, como recomendaciones de amigos o conocidos, o conocimiento previo del profesional que ya atendió a algún perro que convivió con vosotros.
Sea cual la procedencia del animal, excepto en el caso de que haya sido recogido en la calle, es indispensable que la persona que os lo ha vendido o que os lo ha cedido, os entregue la documentación pertinente, en especial la cartilla sanitaria en donde figurarán las vacunas, y desparasitaciones, si es que se le han hecho, y que os informe de la alimentación que está tomando. En algunos casos, el perro estará ya identificado, es decir se le habrá puesto el microchip, y por tanto os deberá entregar la documentación que así lo acredite. Toda esta información es indispensable que sea entregada a vuestro veterinario en la primera visita a su clínica. De este modo será más sencillo establecer un calendario de futuras vacunaciones y desparasitaciones.
¿Qué debéis esperar del veterinario que os atienda en esta primera aproximación a un consultorio, clínica u hospital veterinario? La respuesta es sencilla: una revisión completa que garantice que todo está en orden, y la obtención de respuestas y explicaciones a todas vuestras preguntas e inquietudes; del mismo modo, él, esperará lo mismo de vosotros. La comunicación fluida en indispensable para que esta nueva relación sea lo más fructífera posible para ambas partes.
La revisión del perro, sea cual sea su edad, debe ser completa. Todos los aparatos y sistemas orgánicos deberán ser inspeccionados: ojos, boca, oídos, bronquios y pulmones, corazón, aparato digestivo, pelo, piel, aparato reproductor, locomotor... Una buena revisión, sin grandes alardes tecnológicos, deberá ser suficiente. Una vez realizada, y en función de lo que el facultativo haya observado, es posible que os sugiera alguna prueba complementaria.
Generalizando, podemos decir que, si detectamos un problema cardiaco, será necesaria la realización de un electro, y de una placa de tórax para empezar a identificar la patología causal; ante problemas de locomoción o de crecimiento, serán necesarios análisis de sangre, y algunas radiografías; ante un problema de piel, se hará inevitable tomar unas muestras de pelo, y la realización de algunos raspados de piel; ante problemas digestivos, un análisis de heces, y quizás una placa de abdomen. Determinados problemas oculares pueden hacer necesarios la realización de un test de Schimmer, un fondo de ojo, e incluso el uso de algunos colorantes para determinar la permeabilidad de la lágrima.
Merecerán especial atención las razas con predisposición a padecer ciertas enfermedades con un componente genético como displasia de codo o de cadera. En éstas, los criaderos serios acreditan con los certificados correspondientes, que los padres del cachorro están libres de estas enfermedades. Ello no garantiza que nuestro perro no vaya a padecerlas pero reduce la posibilidad. Si el perro es comprado, se debe exigir al vendedor, que si apareciera alguna enfermedad congénita, se hará cargo de la posible solución del problema. Salvo en casos excepcionales, y dada la edad en la que el cachorro es llevado a la primera visita a la clínica, va a resultar prácticamente imposible que vuestro veterinario pueda hacer un diagnóstico adecuado sobre estas patologías.
Una enfermedad que en muchas ocasiones podemos considerar como congénita, y que estamos viendo en la actualidad con excesiva frecuencia en cachorros, es la demodicosis (sarna demodecica), de la que también tendrá que responder el vendedor en caso de que se presente. Éste es un ejemplo claro de que en muchas ocasiones se están vendiendo cachorros con serios problemas de inmunidad, y que no han sido criados en las mejores condiciones.
No olvides que para cualquier reclamación posterior es indispensable la presentación de una factura de compra, y un comprobante de venta donde se aclaren las garantías por escrito.
Una recomendación que os hago, y que nos ahorrará tiempo, es que si en los días previos habéis observado que las deposiciones del perro no son las que deberían ser, es decir, que presenta un exceso de frecuencias, y alteraciones en su consistencia, llevéis dos o tres muestras de las mismas a la clínica para la realización de un análisis coprológico. No basta con que os hayan dicho que el animal ya ha sido desparasitado, ya que en muchas ocasiones su aparato digestivo presentará parásitos que sólo podrán ser combatidos tras su identificación y la aplicación del tratamiento específico. La presencia de giardias y de coccidios es cada día más frecuente en los cachorros que atendemos en nuestros centros, muchas veces solapadas por tratamientos previos que han realizado en los lugares en donde fueron criados o vendidos.
El programa vacunal se me antoja como una de las cuestiones más importantes que deben ser tratadas en la primera visita a la clínica. Es frecuente, ¡demasiado frecuente!, encontrarnos con cachorros mal vacunados. ¡Nunca se debe poner una vacuna antes de las 6 semanas de edad!, salvo en casos muy particulares que deberá valorar el veterinario. La prisa en estos casos no reportará ningún beneficio. Un ejemplo sería el de aquellos perros que fueron criados a biberón en ausencia de la madre, o en el caso de que ésta estuviera imposibilitada para desarrollar la lactación.
Antes de esta edad, los anticuerpos maternos que el cachorro adquiere a través de la leche neutralizarán la vacuna, con lo que ésta no será efectiva. A partir de las seis semanas, estos anticuerpos que protegían al cachorro comienzan a disminuir, por lo que la vacuna ya puede ser eficaz. Desde este momento, retrasar la vacunación será perder un tiempo valioso para que el perro cree sus propias defensas. Sin ellas quedará expuesto a múltiples agentes infecciosos que provocarán enfermedades peligrosas y ampliamente extendidas por todo el mundo.
Todos los cachorros deberán ser REVACUNADOS cuando cumplan las 12 semanas de vida, y no antes.
Ni que decir tiene, que si el perro es joven o adulto, el programa vacunal tendrá alguna variación, en función de la edad exacta, y de vacunaciones que se hayan realizado previamente.
Uno de los temas más importantes a tratar en nuestra visita al veterinario es el de la alimentación. Deberemos hacer un cálculo aproximado de lo que va a pesar el perro en su edad adulta, para fijar el tipo de alimento que se le debe suministrar. Afortunadamente, las grandes marcas de piensos, tienen una amplia variedad de productos de excelente calidad para cada una de las etapas de la vida, pero que deben ser elegidas en función de que el animal, en su edad adulta, vaya a tener un tamaño enano, pequeño, mediano, grande o gigante.
El tema de la futura esterilización no es necesario tratarlo en una primera consulta, pero tampoco conviene demorarlo en exceso, porque el tiempo pasa muy rápido, y según los últimos avances científicos, es conveniente que sea realizada antes de que perro o la perra alcancen la madurez sexual para que reporte el máximo de beneficios que se ha demostrado que tiene esta práctica.
Los que habéis tenido ya experiencias previas, es decir, que el nuevo inquilino no es el primer perro, tenéis conocimientos suficientes para poder llevar a buen puerto una adecuada educación, aunque es importante recordar que no suele haber dos perros iguales, por lo que, en algunas ocasiones, lo que sirvió para enseñar a uno no es útil para aplicarlo en otro.
Para los “novatos” creo interesante informaros de que existen en la actualidad reuniones educativas para propietarios de cachorros que os pueden ser de gran utilidad, llevadas a cabos por veterinarios especialistas en Etología. Vuestro veterinario os podrá informar de los lugares en que se imparten. La socialización del perro es una disciplina de gran actualidad, por lo que, llegado el caso, os reportará grandes beneficios y será de gran ayuda.
No obstante, vuestro veterinario de “cabezera”, os podrá instruir en las habilidades que tendréis que poner en marcha para que vuestro nuevo perro no presente alteraciones del comportamiento que luego cueste solucionar.
Y para finalizar, como veterinario especialista en pequeños animales, creo conveniente que antes de tomar una decisión que supone asumir una gran responsabilidad, os hagáis tres preguntas que aparecen en una entretenida guía llamada “La educación del cachorro” publicada por dos compañeros de profesión, los doctores Estevez, y Ramil:
-¿Tienes tiempo para atender a un perro y dedicarle un mínimo de quince minutos por la mañana, al mediodía y por la noche?
-¿Puedes costear los gastos de alimentación, veterinario, peluquería, adiestramiento, residencia, seguro de responsabilidad civil... ?
-¿Tienes un lugar apropiado en casa, una pequeña habitación o parte de ella, para uso exclusivo del perro?
Si respondes “no” a alguna de estas cuestiones deberías pensar en otro tipo de mascota.
José Enrique Zaldívar Laguía.
Clínica Veterinaria Colores.
Pso de Santa María de la Cabeza 68 A
Madrid-28045
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8 comentarios:
José Enrique:
Disculpe que este comentario no guarde relación con el post (que ya luego comentaré), pero es que le he dejado uno no sé dónde y ya no lo encuentro por lo que no sé si tuvo respuesta.
Quería preguntarle primero si los temas taurinos iban a ser tratados únicamente en el blog "cavicornio" y que unos videos que le quería mostrar ¿adónde se los podía mandar? Por último, los petos que hoy en día utilizan los caballos, impiden con bastante eficacia que los toros logren lastimar al caballo ¿cierto?
Creo que te contesté en algún sitio, pero no recuerdo en donde. Sí, este blog lo dejaré para cosas de pequeños animales, y el otro para el tema taurino. Yo creo que los petos impiden cualquier daño al caballo, salvo en el caso de que éste al embestir el toro, sea derribado, ya que el peto no protege el vientre. Como sabrás, o esa es la impresión que yo tengo, los toros cada día tirán más al caballo y al picador. Luego está el daño del estribo (armazón de hierro de 30 kilos) que muchos picadores dirigen al rostro del toro sin ningún escrúpulo. Ya lo cometé el parlamento de Cataluña documentado con unas declaraciones del taxidermista de Lss Ventas. El tema, Carlitox, es que entre el picador, el caballo y los pertrechos para la protección del picador y del caballo, el choque del toro se produce contra una roca de unos 1000 kilos que esta quieta, mientras que el toro, dicen, que embiste a una velocidad de 30 km/h. Bestial, ¿no?
Los vídeos, si son enlaces los puedes dejar por aquí, y si quieres mi correo personal, veré como te lo puedo hacer llegar.
¡Hola a los dos! Y disculpas de antemano por la incursión en vuestro diálogo.
Quería hacer este comentario en Cavicornio, pero al final lo hago aquí en este espacio.
Tengo que decir que ojalá los taurinos se plantearan el sufrimiento del animal en la plaza como se lo está haciendo Carlitox, bueno no voy a entrar en polémicas, sólo decirte a tí J. Enrique que ya voy entendiendo más tu relación con algunos taurinos. Eres una persona que funciona a través de la ciencia y la investigación que le procura su profesión y por la dialéctica que es el "arma pacífica" más importante que tenemos, ésto es lo que he podido apreciar.
A tí Carlitox, que sigas profundizando en el tema y reflexiones en sí merece la pena todo lo que pasa el toro en la plaza, por un espectáculo que me abstengo de calificar. El problema es que los humanos tenemos la maldita costumbre de trastornar la naturaleza. Antes los caballos, las mulas, los bueyes, los asnos, nos servían con su esforzado trabajo, en el campo, en la tracción, arrastrando carruajes, tranvías (los équidos); y vagonetas y otros carromatos los bueyes, en cuestiones industriales, como las salinas por ejemplo.
Ahora, que todo ésto se ha ido acabando, por el progreso -las fuentes de energía- ¿Cómo se lo pagamos a estos animales tan potentes, resignados, sufridos, su gran colaboración con el trabajo humano durante tantos años de historia? Pues se destinan al consumo de carne y a espectáculos cueles (el caballo en las plazas, los corre-bous, el toro, que no deja de ser una especie de buey..) y así somos los humanos. Por ésto no te puedo juzgar, -a tí Carlitox- porque estamos todos metidos en un sinsentido de vida del que no sé cómo saldremos.
Por si os interesase leer un artículo sobre los bueyes de tracción:
http://railsiferradures.blogspot.com/
No espero contestación, si alguno de los dos lee el comentario tengo más que suficiente. Saludos a los dos.
Gracias por tu opinión, Clariana. Efectivamente, mi labor es documentar desde la posición que me otorga mi profesión, el sufrimiento del toro durante la lidia, o de cualquier bóvido en esos esperpénticos espectáculos populares. Además, a través de mis amistades y contactos con los aficionados a la tauromaquia, y con muchos otros que son indiferentes a ella, he sido capaz de entender y comprender su afición, y he dejado de convertirlos en demonios. No lo son, te lo aseguro, aunque hay excepciones... Conozco personas maravillosas que tienen esa afición, y que son capaces de no negar la terrible tortura a que la somete a estos animales. Ahora bien, si a través del diálogo y no de la descalificación consigo hacerles ver lo que hay en un ruedo, independientemente de un torero dando pases con el capote o la muleta, habrá un camino abierto para un futuro cambio en sus gustos. La tauromaquia tiene los años contados. Y vuelvo a insistir: los taurinos me han enseñado más que los antitaurinos. De cualquier forma no todo lo fio a la ciencia. La ética también espacio en este debate.
Hola Clariana, gracias por tu comentario, sobrio y reposado. Lo mío como ya lo dije antes, no es fanatismo ni fe. Yo estoy dispuesto a cambiar mi manera de pensar, como en todo, pero da la casualidad que -al respecto- aún no lo he hecho.
Haces bien en dirigirte a los que piensan diferente de forma respetuosa, amena y tolerante. A nosotros nos cae como anillo al dedo tener en el otro bando gente como "la araña peluda", entre otras.
José:
Bueno los enlaces prometidos están acá. Hagámonos unos minutos para reírnos un poco y dejar de lado las diferencias, que antes que taurinos o antitaurinos somos seres humanos, hombre.
(súbele el volumen un poquitito)
http://www.youtube.com/watch?v=Kr2mUyf20cc
http://www.youtube.com/watch?v=u08xkexm3Vs
¡Hola Carlitox!
Gracias por tu comentario, me encanta que hayas encontrado en José Enrique un buen amigo, supongo que lo debe de pasar bastante mal con toda esta historia entre taurinos y antitaurinos.
Me acabo de leer un artículo de él que habla de la tuberculosis en las ganaderías y de cómo lo atendieron allí y me ha dado francamente rabia, de tanta ignorancia, de tanto insulto, de tan poco respeto a un veterinario y sobretodo del ncumplimiento de los reglamentos de las directivas de la CE. !es de pena! ¡pobres animales! lo menos que se aplique lo que está legislado.
Por éso y por otras cosas, no puedo por menos que comprender tu buena voluntad en tratar de entender lo que los animales sufren en las corridas y creo que es muy valorable y que tienes un buen maestro.
Saludos y buen año 2011
Agradezco a los dos que me contestáseis.
Hola Clariana,
a mi humilde entender, la fiesta de los toros irá desapareciendo poco a poco hasta fallecer de manera natural. Por falta de aficionados, no por cuestiones de índole ético, filosófico o científico.
Esa es mi opinión, tal vez varíe y tal vez no.
El 99% de las veces que hemos hablado José Enrique y yo... ha sido sobre toros. A diferencia de la mayoría de antitaurinos el trata con respeto a los que no lo son (igual que tú). Sus puntos de vista son interesantes, porque tiene conocimientos de veterinario.
No sé si algún día tratemos otros temas, estoy abierto a esa opción (igual contigo).
Saludos.
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