miércoles, 16 de diciembre de 2009

DRAGÓ SIGUE DANDO LA BRASA

EL LOBO FEROZ|FERNANDO SANCHEZ DRAGO
Hermano toro

* 15.12.2009

(EPÍSTOLA MORAL dirigida a quienes mañana, miércoles, en Cataluña, prohibirán o no lo que ustedes saben).

Así -fratello- lo habría llamado Francisco de Asís. Así lo llamo yo.

Alguien, en nombre del amor a los animales, el anima mundi, el buen corazón y el sentido común, tendría que poner freno a la campaña de quienes odian a los toros tanto como para desear su muerte.

¿Cómo es posible que haya gente tan malvada, tan insensible y tan inmisericorde?

Pues la hay, y son, según las encuestas, muchos. Dos de cada tres españoles -dicen- militan en la tropa de quienes quieren condenar a los toros a la pena capital.

Puede ser que esa proporción esté maquiavélicamente inflada por los agitadores del movimiento tauricida infiltrados en los medios de información y en los institutos de opinión, pero aun así�

Existe también una quinta columna, llegada de fuera, que organiza griteríos callejeros de apoyo a la hecatombe y recaba la colaboración de organismos internacionales que desprecian cuanto ignoran.

¿Qué hacen los políticos? ¿Por qué no atajan la conjura? ¿Por qué consienten o, incluso, en determinadas regiones del país, alientan y financian con dinero público a los tauricidas? ¿No tienen nada que decir al respecto la Sociedad Protectora de Animales y otros grupos afines? ¿Y los jueces? ¿Acaso no existe, tipificado ya en el código penal, el delito de ecocidio?

El último uro murió en los bosques de Polonia a mediados de los años treinta del siglo anterior a éste. Carecía de utilidad doméstica. Su conservación era demasiado onerosa para la sociedad.

¿Debemos permitir que el toro bravo, descendiente del uro y animal de extraordinaria belleza y nobleza, pero imposible de domesticar y de explotar, como su antecesor zoológico, y de carísimo mantenimiento, corra la misma suerte?

Con él, de paso, desaparecería el prodigioso ecosistema -las dehesas, santuario del agua, el viento, el bosque, el matorral, la hierba, las aves, los insectos y buena parte de cuanto natura ha creado- donde el toro de lidia vive, mejor de como lo hace cualquier otro animal, hasta que le llega la hora de rendir el alma.

¿El alma? Sí, porque estoy convencido de que la tiene.

Reaccionemos, por favor, antes de que sea demasiado tarde. Salgamos a la calle. Recojamos firmas. Acudamos a los tribunales. Paremos los pies a los antitaurinos. Si la corrida desaparece, el hermano toro se extinguirá.

Sr Dragó, mire usted su calendario. Sus lapsus mentales empiezan a ser preocupantes. Las enmiendas a la totalidad de la ILP no se van a votar el miércoles, sino el viernes.
Ya veo que lo de la fecha de desaparición del uro, que usted situó en 1938 de un reciente programa de televisión, ya lo ha rectificado. Ahora ha añadido la coletilla de "mediados de los años treinta del siglo anterior". Pues tampoco ha acertado: estamos en el siglo XXI por si no se ha dado cuenta. El uro, según algunos investigadores, desapareció en 1627.
Sobre lo demás, más de lo mismo. Monotema, vamos.

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